Empezando el 2022: evolución de mi trayectoria artística

Empezando el 2022, al igual que muchos de vosotr@s, estoy haciendo un balance del año pasado. Hago una pausa y me sitúo en este momento como si se tratara de una peña alta que me permitiera tener una visión clara: por un lado, miro el camino recorrido en los últimos meses; por otro, no me preocupa la neblina que cubre el camino por delante. Estoy segura de que se disipará a medida que avance, como lo ha venido haciendo a lo largo de los años.

Foto tomada desde mi ventana, en Maffe (Bélgica)

Hoy me siento coherente donde estoy, que ya es mucho. Porque muchos de vosotr@s me habéis contado vuestra impresión de vivir en desacuerdo con vuestros sentimientos más profundos. Este fue también mi caso durante muchos años: yo también seguí caminos que otr@s me habían trazado pero que no me correspondían. Yo también desperdicié mi tiempo y energía en actividades y relaciones que no me nutrían, que a veces eran incluso tóxicas. Yo también he elegido en base a creencias, en base a miedos o ilusiones.

Desde hace unos años, he elegido seguir un camino de creación y de compartir; también he elegido vivir en el campo para vivir más sencillamente, más sobriamente, más en contacto con la Vida. Algunas decisiones fueron el resultado de una profunda reflexión. Otras, las sigo cuestionando: ¿Por qué crear? ¿Para quién crear? En un momento en que la mayoría de los espacios de exposición se reducen a clasificar a la población decidiendo quién puede y quién no puede acceder a su oferta cultural, esta cuestión me parece más importante que nunca.

Hace unos días, leí un magnífico editorial de Charles Sanat sobre este tema, en el que dice, entre otras cosas: "No hay ninguna discriminación buena y si aceptas una, aceptarás todas las demás. (En francés: https://insolentiae.com/il-ny-a-aucune-discrimination-juste-ledito-de-charles-sannat/)

Much@s artistas te dirán que hay que crear para uno mismo. Est@s artistas dicen que no se preocupan por la gente que va a ver, leer o experimentar su obra. Este no es mi caso. Mi arte tiene un propósito: comunicar. No en el sentido de transmitir un mensaje, sino en el de crear un canal, un vínculo. Quiero que mis creaciones sorprendan, encanten, cuestionen, asombren, aporten serenidad, alegría... Y ni que decir tiene que me dirijo a tod@s l@s que lo deseen, sin distinciones.

Empezando el 2022, me pregunto obviamente: ¿tomaré las decisiones correctas en cada encrucijada? Probablemente que no. Pero una cosa es segura: seguiré aprendiendo y me conoceré mejor. Cada día estaré más cerca de quien realmente soy. En este camino, ciertamente me desprenderé de creencias innecesarias. Y estoy segura de que no estaré sola.

Con los artistas Tamara Louis y Axel Rons. Photo: Luc Viatour